sábado, 24 de mayo de 2008

Amistad y complicidad

Es común escuchar la frase que a manera de sentencia establece, que un amigo es un hermano que cada cual elige y cultiva, como socio de aventuras, sueños y amarguras, en la travesía de la vida.

También es un concepto aceptado que los hermanos de sangre, son un regalo de la vida, algunos de estos “regalitos” un poco difíciles de desempacar.

Por otro lado es frecuente que se mencione que en los negocios, es preferible la complicidad, antes que la amistad.

Es prudente clarificar que el hecho de compartir una información o una verdad que interesa y afecta a más de uno, tiene todos los ingredientes para ser un esquema de complicidad, y que no sólo en las actividades marginadas de la ley se presentan complicidades; dado que cuando junto con nuestros hermanos o primos hicimos alguna travesura y juramos silencio eterno, estamos cumpliendo y sellando un hecho de complicidad, por ejemplo.

Si buscáramos un poco más en el fondo de las alianzas estratégicas y los proyectos compartidos, entre empresas y entre personas físicas, nos vamos a encontrar con la sorpresa de que detrás de cada convenio o contrato existen complicidades múltiples y desconfianzas muchas; por algo será.

Tampoco es gratuito que en cada contrato civil se establezcan con claridad las personalidades, los motivos de la asociación y las reglas del juego para administrar la sociedad, y para liquidarla también, todo los mecanismos incluidos en un solo instrumento, muy interesante, pero con todo y eso los juicios y demandas civiles y mercantiles, llueven a diario, lo cual constituye una encuesta en sí, sobre como caminan en materia de intereses entre particularidades, las amistades y las complicidades.

Ahora bien, cuando nos metemos al terreno del poder público, combinado con amistades y complicidades, pueden suceder las más atractivas historias de amor y dolor y lágrimas y rencor; combínelas como guste que siempre estarán presentes.

En primer término el que llega a ocupar un puesto de responsabilidad pública, donde se tomen decisiones, tiene una carrera hecha y un buen número de años de actividad pública, que no siempre es bien comprendida.

En segundo término tiene planes de trabajo y planes personales, que pueden incluir mejorías de todos los aspectos de su vida futura.

Así que para armar sus estrategias operativas necesita gente de confianza, y aquí es donde se suele complicar la historia, primero porque el amigo o socio que es invitado, se piensa premiado y por lo tanto, poco identificado con el proyecto del promotor. Existe afinidad, pero no necesariamente, coincidencia en el proyecto y visión del futuro.

Entonces lo que debe ser una liga fraternal loable, como lo es la amistad, se desvirtúa en función de lo que cada quien espera del otro, dadas las circunstancia de que de amor, dinero y poder, no existe llevadera, ni escaso parecer.

El punto es que de por sí la amistad es un caramelo difícil de saborear, y de mantener en equilibrio, como para agregarle un componente de muchas calorías en términos nutricionales, el poder público.

De manera ordinaria se pueden escuchar historias de amistades añejas que terminan en un; nunca me imagine que…., no esperaba eso de……., de cualquiera lo hubiera esperado, menos de……etc.

Pero cuando se suma el sabor amargo de la derrota a nuestras ambiciones de cualquier naturaleza, podemos comprender entonces porque las amistades rotas en torno a los escenarios del poder público producen estallidos galácticos.

Decían un viejo político Veracruzano, que en la vida se debe siempre sumar y nunca restar, y tenía razón, auque se debe reconocer que la decisión no siempre está en nuestras manos, y que como por acto de magia los amigos de quien ocupa un cargo público, tienden a suponer que el éxito debe ser compartido, con los amigos obviamente; pero no existe la misma visión sobre las responsabilidades y los enemigos gratuitos.

Por eso alguien con mucho oficio en esto de los andamios y tramoyas del poder, me decía con frecuencia que política pesa más la complicidad, que la amistad y que el concepto aplica en los negocios, también.

Y no podemos evitar una preguntita chascarrillosa;

¿Y en el amor?

¿Qué debe suceder para el amor tenga sus nexos de complicidad?

¿La unión e fortifica o se debilita cuando la complicidad hace su presencia en una relación amorosa?

¿Puede un toque de complicidad hacer más fácil el camino a la felicidad amorosa?

¿Todas las parejas tienen sus recursos en complicidad?

Como podemos observar el tema es tan amplio como los senderos de la vida, de la vida en todo su esplendor y con toda la magnificencia de la realidad, siempre más rica que la imaginación;

O ¿que dice la biología molecular al respecto?

¿Qué dicen en su discurso las proteínas?

Al final de la vida, en la búsqueda de las verdades relativas, encontraremos que el mayor tesoro es la propia vida y que una oportunidad de entre tantas en ella contenida, es conservar los amigos mas allá de la fortuna compartida.

Os suplico de corazón, sean felices, por el bienaventurado futuro de la humanidad.
De lo contrario entre el miedo y la vanidad, no llevarán a reducir a polvos este bendito planeta, cuna y matriz de la humanidad.

domingo, 18 de mayo de 2008

Senderos de evolución

Es común en estos tiempos, enterarnos de los detalles de vidas ajenas y gente que vive instalada en la angustia y la pena.

Pero poco o nada se ventila y publica sobre la humanidad en su conjunto, es como si el conglomerado humano o ésta colmena de almas que pululamos por el planeta, no fuera noticia o no vendiera rating o careciera de audiencia.

Esa es pobreza evolutiva suprema, valemadrismo de alto voltaje o suicidio ecuménico.

Me quedo con lo último, por amor a la vida y preocupación de ver como transitan los tiempos sin que los gobiernos y las cadenas de medios de comunicación le presten al planeta la indispensable atención.

Y no se trata de rasgarse las vestiduras, ni de protagonismos estériles que no resuelven situación alguna.

Se trata de conciencia colectiva, comunitaria, ecuménica (todo el mundo habitado). El reto es hacer los cambios pertinentes a conciencia y desde luego, por conciencia.

Veamos un ejemplo.

Es conocida la imagen televisiva de unos activistas tratando de impedir que los buques balleneros Japoneses, logren su objetivo.

La acción se agradece,¿ pero que han logrado en realidad?

Si la matanza de ballenas continúa es porque resulta un magnífico negocio, que rinde lo suficiente para financiar sus ilegales actividades disfrazándolas de protocolos de investigación.

¿Y por que es tan buen negocio matar ballenas?

Porque varios de sus contenidos son vendidos a los consorcios fabricantes de cosméticos y tratamientos de belleza, que luego expenden a precios de oro molido.

Un mil ochocientos cincuenta pesos por una crema antiarrugas de 50 gramos. Casi cuarenta mil pesos el kilogramo de la crema maravillosa. Fabricada con grasa de ballena.

¿Podemos deducir ahora con claridad, porque es tan próspero el negocio del ballenicidio?

¿Y donde está la solución?

La solución real y palpable está en dejar de comprar y consumir la dichosa crema, que dicho sea de paso podrá disimular las huellas del tiempo, pero no elimina al tiempo transcurrido, ni devuelve la juventud. O sea los resultados son casi nulos y a cambio de prácticamente nada, seguimos matando ballenas.

Aceptar nuestra edad, sin vanidad, puede salvar a las ballenas.

Cuando nadie compre cremas hechas con la grasa de las ballenas,¿ a quien le venderán a tan altos precios sus productos?

Es doloroso aceptarlo, pero al final de la jornada, es la vanidad la que sacrifica a las ballenas.

Ése sólo fue un ejemplo, pero la Aldea Global, llamada planeta Tierra, está plagada de estos ejemplos.

¿Como podemos apoyar real y efectivamente a la vida?

Haciendo conciencia de todos los destrozos que nuestras ambiciones y vanidades producen; sin moralinas, ni éticas recalentadas.

Es más sencillo, se trata del futuro de la vida y como especie somos los primeros afectados.

Esos son los senderos de la evolución; la oportunidad de establecer nuestro futuro y construirlo está en gran medida en nuestra conciencia y en nuestras decisiones, y nadie más lo va a hacer.